Me pasa algo muy raro con las degustaciones de Zuccardi.
Apenas me entero la fecha de la nueva degustación me agendo el día y trato por todos los medios de ir.
Pero, cuando termina el día, me parece que mis expectativas no fueron superadas.
Quizás tiene que ver el hecho de que he ido a 7 de las 12, o que ya no me está gustando esto de las multitudes tomando vino (cholulos, las fotos de Facebook aquí).
No hay duda que es una excelente acción de marketing y que no debe haber ni un mendocino que no sepa de las degustaciones anuales. Y cada vez más hay coprovincianos y porteños (que no son lo mismo) que conocen de esta enorme juntada vínica. Zuccardi es sin dudas uno de las bodegas con mayor reconocimiento de marca en el país. Y una de las pocas que destina e invierte en publicidad y promoción en el mercado interno.
Pero, en esta Degustación de Zuccardi, no encontré nada nuevo. Si bien fui a dos de las charlas no me sumaron nada (aclaro, no fui a la de Felipe Pigna porque me dormí con la inscripción) y me quedé con ganas de más.
Paseé, tomé, vi gente, degusté, charlé, tomé, probé aceites, escuché música y volví a degustar. Como si estuviera en un boliche (excepto por el aceite). Y quizás ese es un problema. Para ir a un boliche no me levanto a las 10 de la mañana.
Seguramente en el 2011 voy a volver, porque tampoco es que la paso mal y soy una contradicción con patas.
Pero por el momento prefiero comprar un Santa Julia Chenin Dulce o un Alambrado Malbec para tomarlo en la terraza de mi casa con mis amigos. Más placer vínico, más charlas, mejores momentos.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Tarde pero seguro: la 12° Degustación de Zuccardi
Publicado por
Dolores
en
miércoles, diciembre 29, 2010
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Etiquetas:
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