Cuando el marketing no es marketing

Hace algunas semanas fui a un evento que se anunciaba como la conjunción perfecta del vino y la moda. Primer error: ir.

Pero iba con una amiga (ella interesada en la moda y yo en el vino) y cuando llegamos nos dimos cuenta que tendríamos que haber comprado un buen Cabernet y ver Fashion TV en mi casa.

De la moda no voy a hablar porque no sé nada, pero de vinos algo aprendí yendo a cubrir los eventos, de los que cientos de veces me fui contenta y con la seguridad de que había visto cómo muchas agencias de publicidad y de marketing saben trabajar.

Esta ocasión no lo fue.

No entiendo por qué hay bodegas que piensan que al enviar algunas cajas de vino a un evento están haciendo promoción de su vino. Lo que resulta fácil en estos casos nunca es bueno. Imagínense que ni siquiera puede recordar el nombre de la bodega que tuvo la brillante idea de enviar las 5 cajas de su más inolvidable Malbec.

El mozo además de servir las empanadas y limpiar la barra, también era el encargado de servir el vino, del cual sólo sabía el varietal porque lo leía de la etiqueta.

Entiendo que no todas las bodegas tienen el dinero para realizar promociones con sommeliers, stands y toda la máquina marketinera, pero si no la tienen….No hagan estas cosas!!!

Quizás el vino es mejor, pero las cajas estuvieron al sol durante todo el día y posiblemente, por lo que pude degustar, toda la semana. O peor…. enviaron el vino que sabían que no podían vender.

Seguramente seguiré yendo a estos lugares donde me quiero ir apenas llegué, donde el vino es poco feliz, donde el marketing no es marketing y la gente que va … y bueno, tampoco les importa el vino y que yo esté.

Frizantes y rosados

Nacieron como una alternativa de bajo costo para el champagne y gracias a ciertas marcas que apostaron a que este vino se posicionara en el segmento joven poco a poco se fueron popularizando. Incluso el año pasado sus ventas se incrementaron un 47% con respecto al 2006.

Ahora es una de las bebidas más consumidas en los boliches (pero por supuesto, muy lejos del fernet).

Lo interesante es que varias bodegas se están animando a sacar una línea de frizantes para tratar de entrar en este mercado cada vez más competitivo.

Ese es el ejemplo ahora la Bodega Minh decidió lanzar Rossatto, un rosado de Malbec dulce y espumoso.

Desde la bodega aseguran que es “un vino fuera de lo común, por su persistencia en boca, acompañado por finas burbujas que lo hacen suave y fácil de tomar. Ideal para acompañar platos livianos, postres y momentos de ocio”.

Habrá que degustarlo para poder comprobarlo, pero por el momento lo único que puedo decir es que aún le falta bastante en lo que respecta a imagen, sobre todo para captar al público joven. Con esto no quiero decir que el diseño es inadecuado, sino que le falta trabajo. Pero ste no es un tema de Minni, sino de todas las bodegas que relegan la comunicación visual a un segundo plano. Pero este ya es otro tema.


Esta es la botella: