En este momento estoy en el Teatro Griego, viendo cómo la gente va llenando las gradas al ritmo de tambores y gritos a favor de sus reinas preferidas.
Si bien para el sector vitivinícola la Vendimia no es más que una fiesta con la que pueden quedar bien con sus socios y proveedores, para la gente es una celebración fabulosa. Durante toda la semana se vive en Mendoza un ambiete tan especial que sólo quienes vivimos en esta provincia podemos entender (y al que las empresas de turismo saben sacarle provecho). A la Vendimia la odiás o la amás, no hay grises en esto.
Y parte de aquellos que la defenestran aseguran que la fiesta no es de los cosechadores. Una frase que escucho desde que tengo uso de la memoria y que ya ha dejado de tener valor para todos. La fiesta es la fiesta. La cosecha es otra cosa.
Seguramente habría que valorizar de una vez por todas el trabajo de los cosechadores y viñateros, para que no necesiten de una fiesta turística para ser valorados.
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